sábado, 20 de agosto de 2016

y mamá dijo: -yo también me quiero ir a dormir-


Nos ha pasado algo curioso con este libro...


Ha aterrizado en nuestras manos un cuento:
-con unas ilustraciones preciosas (de hecho tiene un premio a la ilustración)



 - con una grata sorpresa: el mensaje no es sólo para los nenes, ESTE CUENTO ES PARA LOS PAPIS.





 A los peques, que creo que son el GRAN JURADO, les ha encantado. Ver expresados sus propios pensamientos de una forma tan sencilla y clara para los papás, ha sido determinante para el éxito de este libro en casa. Y a nosotros nos ha regalado un momento bellísimo de complicidad familiar. 

El cuento habla del momento de irse a dormir, de los miedos… pero es extensible a un montón de situaciones y emociones más.
De hecho sobre los miedos nos quedamos con el importante aporte de tomar siempre EN SERIO el miedo del niño, por muy irracional que parezca, pues el miedo tiene precisamente esa característica. Pero el libro va aun un puntito más allá ¿de qué manera atender ese miedo?

Los niños y las emociones


Los niños pequeños se ven con una dificultad añadida a la hora de expresar lo que están sintiendo. Por una parte es probable que no entiendan bien lo que les sucede, ni sepan como gestionarlo pero además las limitaciones del lenguaje, por su propio desarrollo evolutivo, les hace muy difícil comunicarnos que les pasa.

¿y los adultos?
 A nosotros, los adultos, suele ocurrir que durante nuestra infancia se nos ha inculcado el evitar ciertas emociones, calificándolas además de "negativas". Lo cual hace no sólo que se incremente la probablidad de que aparezcan en nosotros problemas emocionales si no que además nos priva de herramientas para saber "como hacerlo mejor" diferente con nuestros hijos.
Otra "dificultad añadida"... el estrés, la prisa, el cansancio... y eso hace mella en todos. 

 En casa del herrero...
A mí me toca decir que a veces "en casa del herrero, cuchillo de palo". Lo reconozco siempre sin complejos en todas las charlas y talleres, los psicólogos no tenemos ninguna solución mágica y si a algo doy gracias a mi formación, a mi trabajo emocional, no es a no equivocarme (que es imposible) es a darme cuenta y buscar otra manera de hacerlo. Y en eso es en lo que me gusta ayudar a los demás, a tomar conciencia, a conectar y buscar una manera alternativa coherente con lo que uno es y uno siente.

Una experiencia personal
Contexto: Día intenso con los nenes, actividades, deportes, llanto, risas, frustración, abrazos... (combinado con cenas, duchas, algún trámite...)

Situación: Llega la noche, mamá agotada, nene agotado, nene en la cama,  ojos como platos, “él quería dormir, de verdad que quería pero no podía…”   ;-P

¿¿y entonces??

 
Desarrollo: Pues a pesar de declararnos cuidadores conscientes "titulados" de nuestros hijos (con todo lo que ello implica)  el cansancio activa el  modo piloto automático (véase: esa  tendencia a la “logística” a tratar de ofrecer soluciones prácticas, que lo que en realidad hace es alejarte de lo que realmente está pasando y por tanto  limitar tu campo de acción.)

"Osea se":  Mamá cantó una nana, le contó un cuento, le explicó que poco a poco se relajaría y vendría el sueño, que también podía intentar ojear un libro o estar con sus peluches con la luz flojita hasta que le entrara más sueño...

La realidad: La realidad es que mamá está pensando: Me quiero ir yaaaa!!!mamá necesitaba unos minutos de desconexión (o conexión conmigo misma). Las soluciones logísticas parecían ser lo más lógico, valga la redundancia, ¿no?  Pero  lo que a mi parecer debería de tener un efecto rapidísimo para poder escapar a mi guarida, no hacía más que alargaaaaaaaaaaar la situación.

¿¿¿Se trata entonces de pasar por alto las propias necesidades para atender al niño???
NO

Se trata de tomar conciencia de lo que está pasando AHORA

1- Ahora en este preciso instante ya no puedes cambiar estar cansada. Eso sí, toma nota mental para modular tu energía, cuidarte y tener tus tiempos en futuras ocasiones. Comentarlo con la pareja, etc.
2-En este preciso instante sí está claro que tienes que atender la necesidad del niño y para ello tienes que tomar conciencia de cuál es la verdadera necesidad. En este caso: la simple compañía de mamá.
 Y es que, ninguna de las soluciones lógicas que yo proponía pudieran haberlo sido nunca. Me dijo en voz flojita -mami¿te quedas conmigo?-  y di gracias a esas palabras pequeñitas y simples… Me eché en la cama con él y en menos de 5 minutos dormía plácidamente.


 Justo ayer este libro a quién hablaba era a mí, con ese toque de humor genial, que encima me hizo reír de mi misma…  Yo no  estaba mentalmente allí cuándo él me decía que no podía dormirse, si no que estaba mentalmente ya en mi ratito de relax y con una frustración enorme por no tener el cuerpo y la mente en el mismo sitio y todo eso no me dejaba escuchar.

Moraleja: sólo hay que estar y de verdad escuchar para que todo sea más sencillo.


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